domingo, 22 de mayo de 2011

SALUD MENTAL
DE LA OSCURIDAD A LA ESPERANZA

En el transcurso de los años, la psiquiatría ha venido desempeñando un papel esencial en el buen desarrollo de la salud mental de algunas personas que, por circunstancias difíciles, llegan a la depresión absoluta generando comportamientos inapropiados. Aquellos que sufren de enfermedades mentales tienen perturbado su entorno afectivo, conducta y la manera en que se comunican con otros. Ese es el caso de Jaime Arboleda, un profesor de filosofía de 42 años, que llegó al Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle necesitando ayuda y comprensión. Y allí, en esa empresa Social del Estado, en esa institución especializada en la intervención de todos los aspectos relacionados con la salud mental -tercer nivel de atención, de carácter público y centro de mayor complejidad psiquiátrica del suroccidente del país que para llegar a su actual posicionamiento ha acompañado a los pacientes alrededor de 70 años[1]- el señor Arboleda encontró remedio a su enfermedad.
Para cumplir a cabalidad con lo que él requería, tenía que pasar por numerosos procesos. Su primera cita fue con el médico general en las salas de urgencias, quien le realizó exámenes médicos como la toma de la presión, la hemoglobina y la temperatura. Después, pasó a psiquiatría con el Doctor Gustavo Flores al consultorio que lleva su mismo nombre, acompañado por dos estudiantes practicantes de medicina y la familia del paciente, donde se estableció un diagnóstico: el interno tenía alucinaciones pues mencionaba constantemente: "el hombre del cuadro me está mirando". En este orden de ideas, a todo paciente se le revisaban los antecedentes, pero en este caso no existían, ya que Jaime visitaba el establecimiento por primera vez. El señor Arboleda fue hospitalizado en sala 8 a causa de su estado crítico. Ahí, es característico encontrar  pacientes de género masculino con problemas delicados y síntomas depresivos.
Pero pasaban los días y el señor Arboleda no presentaba mejoría. Así, los Doctores encargados de la Unidad de Salud Mental, se vieron obligados a aplicarle una Terapia Electro-Convulsiva (T.E.C), que le generó amnesia y, de esta manera, olvidó aquel problema que lo afectaba. Esta terapia fue como un "volver a empezar" para él. Posteriormente, fue remitido a sala 6 donde se internan a los hombres que logran un satisfactorio proceso. Con el paso de los días y su buena recuperación, los doctores decidieron darle de alta.

Es vital que la familia acompañe al paciente en el transcurso de un buen desarrollo. Por eso tuvieron continuas charlas con la trabajadora social, quien los aconsejó y brindó las mejores ayudas para la promoción y prevención del estado del paciente, entre ellas, la manera en que se deben comportar con el enfermo cuando se manifiesta de forma negativa, pues debido a que empezó una nueva vida, no lo hizo adecuadamente: comenzó a consumir alcohol de una manera inexplicable y todo el proceso realizado anteriormente para lograr su recuperación fue destruido a causa del continuo consumo.
La Psicóloga Yennifer Arroyave Pérez, fue la Doctora que lo visitó y lo trató constantemente en compañía de una persona de Terapia Ocupacional y los practicantes de medicina quienes les realizaron actividades como jugar dominó, ajedrez, cortar y pintar figuras. Así comenzó el proyecto “Hospital al Día” para el señor Jaime Arboleda, el cual brinda las comodidades necesarias para los pacientes que han sido dados de alta, con el objetivo de que asistan en las tardes a las actividades propuestas: una excelente opción para que se entretengan en juegos y de esta manera logren dispersar la mente.

Las tendencias teóricas han ido incrementando progresivamente la función evolutiva de las emociones en cada tramo de edad. Según esta teoría, diferentes emociones alcanzarán un papel más importante en las diversas etapas de la vida, para de esta manera facilitar el avance en las tareas evolutivas de ese periodo. Durante la etapa inmediatamente posterior al nacimiento (0-2 años) aparecen las primeras o básicas emociones: interés, placer, disgusto, tristeza, ira, sorpresa, miedo, entre otras, ante estados positivos y negativos o ante la interacción social. El siguiente período comprende desde los 2 a los 5 años de edad, en el que las emociones surgidas en el tramo anterior de vida, se fortalecen y comienzan a ser explicitadas verbalmente. Posteriormente, en la etapa de los 6-12 años, se consolidan las emociones auto-evaluativas (culpa, vergüenza, orgullo, etc), debido a la progresiva internalización de las normas sociales y morales. Finalmente, en la fase de la adolescencia aparecen una gran mayoría de estados afectivos negativos y existe cierto desorden emocional, pues se presentan sentimientos de miedo, tristeza y ansiedad. En el camino de la vida hay barreras que nos impiden progresar y más aún cuando aparecen en una edad como la del señor Arboleda. Resulta difícil aceptar que a sus 42 años todas estas emociones encontradas no le permitan tener una situación estable en su vida, pero gracias a una entidad de salud como el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle logra superar esos obstáculos.
Lo anterior sugiere que la personalidad, a través de los procesos cognitivo-afectivos y el comportamiento, determina el grado y la forma como las situaciones biológicas, psicológicas, ambientales y sociales mantienen y potencian la salud mental y el bienestar percibido (felicidad). O, en ocasiones, pueden desencadenar alteraciones en este ámbito. Sucede entonces que la salud mental y la felicidad dependen de cómo la persona maneja y gestiona las situaciones de la vida, tanto en su interior como en el exterior: con el ambiente y los demás.

De acuerdo a nuestros diversos comportamientos, se han establecido dos sistemas afectivo/motivacionales. El primero de ellos es el Sistema  de Inhibición Conductual (SIC), y el segundo, el Sistema de Activación Conductual (SAC). Estos, además de presentar diferencias entre los individuos, y lo que se propone desde la psicología de la personalidad, explican las diversas bases de algunas de las dimensiones del temperamento y la personalidad.
De esta manera, el SIC es un sistema que genera determinados estados emocionales de carácter negativo, especialmente de ansiedad y miedo, creando en el ser humano, una personalidad de emotividad negativa y neuroticismo[2]. Eso fue precisamente lo que le ocurrió al señor Arboleda. El no tener claridad sobre sus emociones le generó un estado negativo al punto de no poder mejorar con el paso de los días, por ello La T.E.C (Terapia electro convulsiva) que es un procedimiento utilizado en la práctica psiquiátrica que según los autores “consiste en el paso de una corriente eléctrica al cerebro buscando inducir una convulsión tónico clónica generalizada con un mínimo de 25 segundos” (pág. 544) le permitió empezar un nuevo camino con la colaboración del Hospital y de su familia.  El SAC, por su parte, es un sistema que genera determinados  estados afectivos que han sido etiquetados como curiosidad, deseo, euforia o excitación, términos que usualmente se han relacionado más con la motivación que con la emoción, creando así, una personalidad que busca novedad, sensaciones y es impulsiva.
Esto sugiere que los seres humanos llevamos distintas formas de ser, lo cual en ocasiones, no nos permite interactuar de manera adecuada con el entorno, pues nuestro miedo y ansiedad nos limitan a relacionarnos. Por el contrario, la curiosidad y el deseo nos hacen cometer actos que tal vez no queramos realizar. En definitiva, es una buena alternativa tener un poco de ambos sistemas que nos permitan un balance en la personalidad.

La relación entre personalidad y uso/abuso del alcohol determinan rasgos de nuestra forma de ser y temperamento. De acuerdo con lo anterior, una de las clasificaciones más influyentes respecto al alcoholismo es: el de tipo I y tipo II. Así, la predisposición para el primero, que afectaría por igual a todos los seres humanos, estaría influenciada de forma más importante por factores de tipo ambiental y, en menor grado, por factores genéticos. Según los autores, las personas con este subtipo de alcoholismo “se caracterizan por rasgos de personalidad como una alta ansiedad, y la motivación principal para beber sería la reducción de la ansiedad” (pág 504). Dentro de este grupo de alcoholismo se ubica la situación del señor Arboleda. Sus ganas de empezar una “nueva vida” lo condujo al consumo frecuente de alcohol. Decisiones como esta lo llevó a vivir de forma deprimente acompañada de críticas destructivas por parte de sus allegados, quienes en lugar de ayudarlo, lo hundían cada vez más en el problema, entonces ¿Dónde quedaron los buenos consejos de la trabajadora social? El tipo II de alcoholismo afectaría en mayor proporción a hombres que a mujeres, y estaría influenciado especialmente por factores genéticos y, en menor grado, por factores ambientales. La dimensión de personalidad más característica sería una alta búsqueda de novedad, y el motivo principal de consumo de alcohol sería atribuible a las propiedades reforzantes del mismo.
Desde las perspectivas anteriores, la personalidad se relacionaría con el consumo de alcohol a través de la regulación afectivo-motivacional de los efectos que este provoca. Rasgos como la búsqueda de sensaciones se ligaría con la motivación para beber debido a los efectos positivos que el alcohol tiene, mientras que, el neuroticismo/emotividad negativa estaría relacionada con la motivación para beber debido a los efectos de reducción de ansiedad que el alcohol posee.

Es claro que para superar las barreras ocasionadas por las enfermedades psiquiátricas, los proyectos y cuidados que brindan las entidades de salud son fundamentales en la evolución satisfactoria de los pacientes. Sin embargo, no es suficiente con las ayudas de los especialistas en este tema, las personas que rodean a los enfermos con padecimientos psiquiátricos son primordiales en el buen desarrollo de su personalidad.
Es importante reconocer las problemáticas que sufren algunos seres humanos por distintas causas que los dirigen al mismo lugar, ya que no todos nos comportamos de la misma manera y esto radica en la forma de ser de cada quien.
El contexto socio-material que se ha ido creando y transmitiendo a lo largo de las generaciones condiciona la realidad en la que viven las personas. En gran parte determinan también la propia naturaleza de los individuos. En la medida en que el ser humano es un ser social, su forma de pensar, sentir y comportarse viene determinada por la realidad socio-material en la que le ha tocado vivir. Pero admitir esto no significa concebir a las personas como entes pasivos. El malestar socio-cultural no es nada nuevo.  A lo largo de los siglos, parece una constante la existencia en las personas de cierto grado de insatisfacción con las condiciones en las que les ha tocado vivir. Ante esta situación, la mayoría optaron por la aceptación resignada de su destino, pero otras prefirieron revelarse y luchar por cambiar sus condiciones de vida.
En un sistema como el actual, donde uno de los principales valores es el consumo, la creación de necesidades superficiales se hace especialmente relevante. Esas necesidades condicionan en muchos casos la conducta de la persona con más fuerza que otras más primarias. La satisfacción de esas necesidades se convierte en una seña de identidad, un indicador de éxito, un símbolo del estatus social; de esta manera, lograr una vida saludable, conseguir una calidad de vida adecuada, alcanzar el bienestar, ser feliz, etc, tienen una parte de creación social.
El señor Jaime Arboleda que  después de continuas charlas que al final sus familiares le brindaron para mejorar su bienestar, logra entender que el alcoholismo no es la salida de sus problemas, por eso, fue internado de nuevo en el Hospital en sala 6 donde al cabo de 2 semanas estaba en casa. Era necesario que se siguiera enriqueciendo con el proyecto Hospital al día, al cual asistía todos los días. Así como las imágenes de Hermann Rorschach[3] nos describen   arquetipos, los cuales son activados por necesidades que se presentan en la vida del individuo que las observa, representa para Jaime la doble vida que alcanzó a tener por un tiempo, pero que gracias a ayudas psicológicas y familiares logró dejar atrás.
En fin, las circunstancias condicionan que las personas lleguen a valorar la salud, el bienestar y, por tanto, se impliquen en conductas dirigidas a prevenir su pérdida.

No. de palabras: 2074

Bibliografía

Villanueva, M; Clemente, R (2002). Psicología de la Motivación y la Emoción, capítulo 5: el desarrollo de las emociones. Madrid. Mc Graw Hill, 109-121.

Ibáñez, I; Ortet, G (2002). Psicología de la Motivación y la Emoción, capítulo 21: Motivación, Personalidad y Adicción. Madrid. Mc Graw Hill, 497-507.

González, A; (2010). Fundamentos de medicina, capítulo 12: trastornos delirantes. Colombia. Corporación para Investigaciones Biológicas, 160-167.

Fernández, L; Gómez, J (2007). La Psicología Preventiva en la intervención social, capítulo 1: construcción social y ciencia de la prevención. Madrid. Síntesis, 13-25.

Buela-Casal, G; Fernández, L; Carrasco, T (1997). Psicología Preventiva, capítulo 1: la salud a nivel supraindividual. Madrid, 12-24.

Buela-Casal, G; Fernández, L; Carrasco, T (1997). Psicología Preventiva, capítulo 5: salud mental y contexto social.  Madrid, 150-165.

Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle. Recuperado el 16 de mayo de 2011. http://www.hospitalpsiquiatricocali.com/index.php?id_cont=4

Ruíz, J; Cano, Justo (1997); Psicoterapia de la Personalidad. En: Psicología Online. Recuperado el 1 de abril de 2011 en http://www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Personalidad/personalidad2.htm

Entrevista a la Doctora Yennifer Arroyave Pérez, Psicológa de la Unidad de Salud Mental, salas críticas. Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle.

Hermann Rorschach. Recuperado el 19 de mayo de 2011. http://www.rorschach.es/ear/biografia.html



[1] Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle. Recuperado el 16 de mayo de 2011. http://www.hospitalpsiquiatricocali.com/index.php?id_cont=4
[2]Es la inestabilidad emocional, inseguridad, tasas altas de ansiedad, estado continuo de preocupación y tensión, con tendencia a la culpabilidad. Tomado de: Ruíz, J; Cano, Justo (1997); Psicoterapia de la Personalidad. En: Psicología Online. Recuperado el 1 de abril de 2011 en http://www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Personalidad/personalidad2.htm
[3] Psiquiatra y psicoanalista suizo, conocido sobre todo por la elaboración de la prueba que lleva su nombre, el Test de Rorschach.

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